Juan Pablo Martínez Cubillán, chimbanguelero, hijo de Juan de Dios Martínez cuenta que de desde muy pequeño fue el nieto consentido de su abuela materna María del Carmen Suárez y ella se encargaba de cocinar junto a su mamá, mantenerlo siempre con algo de peso en su amado pueblo Bobures, tierra reconocida al igual que otras en el Zulia por el Baile del Chimbánguele.
Hizo sus estudios de primaria entre escuelas de Bobures y Maracaibo, enfrentándose a sus compañeros de clase por tener una cultura diferente; era extraño entre los niños de Maracaibo y mucho más extraño para los niños de Bobures.
A los 9 años su abuela le dijo:”Mire hijo, usted ya sabe leer y escribir. Póngase a guardar todo lo que dicen esos viejos que vienen aquí todas las tardes a buscar los panes y los dulces que yo hago”. De allí en adelante fue anotando cada una de las leyendas, mitos y enseñanzas que los viejos alrededor de la cocina de las Suárez hacían a diario. A esa edad mi amigo escribe su primer relato “El Ibungue”, que habla sobre un enano bembón, orejón y ojón que salía del río
Ya sus momentos de conversación con los viejos eran solo en las vacaciones escolares y mucho de ellos ya muy ancianos o difuntos; en ese preciso momento Juan de Dios reflexiona y entiende porque tanta de las costumbres y manifestaciones de nuestros pueblos se pierden, debido a que la manera de conservarlas en la tradición oral y si no hay nadie que las registre bibliográficamente o iconográficamente esto muere con los viejos. En las vacaciones también aprovechaba para trabajar con el Programa Abajo Cadenas, mediante el cual alfabetizaban a pobladores de Bobures y de los pueblos vecinos del Sur del Lago de Maracaibo.